28/5/10

Cuestionario/Entrevista sobre la crisis: Coyuntura en Mayo 2010


Ayer mismo me formulaban un pequeño cuestionario para discutir en un seminario. Comparto algunas de las respuestas que considero sirven para aproximarse al debate sobre la situación económica ahora mismo.

Daniel Albarracín

1.- ¿Hay indicios de recuperación de la actividad económica en nuestro país?


La dinámica del ciclo industrial, en su dinámica recesiva iniciada en la segunda mitad de 2007, se está atemperando, desde la segunda mitad del año 2009, hasta ahora. Posiblemente por la tímida reactivación una vez se reestablece la actividad financiera y económica, animada por los rescates bancarios, las inversiones públicas y los estímulos fiscales. Sin embargo, la naturaleza compleja y profunda de la crisis ha incrementado sus contradicciones y abortarán las tendencias al crecimiento económico –en cualquier caso muy limitadas para contrarrestar los fuertes volúmenes de paro-. Los flujos financieros han abandonado, tras agotarlos, sectores agotados, para centrarse en la desestabilización de los importantes volúmenes de deuda pública, poniendo a su vez en jaque a monedas como el euro, y exprimir la racionalización empresarial y su concentración en proporciones hasta ahora desconocidas.
La opción del gobierno, en el marco de una UE que apuesta por una salida tecnocrática y neoliberal, de reducir el déficit público mediante políticas de recorte del gasto en materias sensibles y la inversión pública más aumentos de impuestos indirectos, y la renuncia, o la deriva y promesa siempre incumplida, de reformas fiscales progresivas, agravarán la situación en un nuevo y más duro impacto de la crisis.
La situación de la balanza de pagos, la insolvencia estructural de los sectores ante un fenómeno de endeudamiento masivo, la trampa de la liquidez, el efecto precaución y la austeridad en el consumo –congelación y recorte salarial, los persistentes y crecientes porcentajes de paro, etc…-, contribuirán a que entremos próximamente, en 2011, en una depresión.

2.- ¿Hay riesgo real de deflación?

Estructuralmente hay dos tendencias que impiden asegurar el resultado final. Aunque me inclinaría a pensar que el efecto final será una deflación moderada en diferentes países occidentales, entre ellos el nuestro. La inflación rampante que hemos alcanzado es producto de la tímida salida de la recesión, que, como hemos señalado, se verá abortada por las políticas macroeconómicas impuestas.

La tendencia principal es el enfriamiento de la economía, por la depresión de la inversión y el consumo, y la extraversión de capitales a países emergentes y centrales, en detrimento de semiperiferias como la nuestra.

Pero hay otras tendencias que pueden contrarrestarlo parcialmente:
- La evolución de la inflación subyacente y el encarecimiento de las energías fósiles.
- La nueva huida hacia delante hacia un nuevo proceso de endeudamiento y de prolongación de las políticas monetarias expansivas –que no tienen más recorrido en el actual contexto-, ahora de carácter macrointernacional, a través de organismos europeos (la UE acaba de inundar la economía de fondos que salen de darle a la máquina de crear moneda) que monetizan la economía –generando tensiones inflacionarias-, y del FMI. La inyección de estos volúmenes, sin mayor respaldo, van a ocasionar posiblemente una devaluación importante del euro, y, en este sentido, contribuirán a la inflación.


3.- ¿Qué prioridades debe tener la política económica en la actualidad?

Resulta complicado actuar con una política alternativa, si no es poniendo en cuestión algunos parámetros del bloque regional en el que España se encuentra. Ese cuestionamiento no debe suponer una tentación a soluciones nacionales, sino que sólo es factible mediante el desarrollo de políticas internacionales concertadas, con la extensión hacia países lo más amplia posible, que ponga en cuestión el marco neoliberal de la Unión Europea. La Unión Europea, o el bloque de países que se sumase a una nueva alianza, deberían desarrollar una política que tomase en serio lo siguiente:

- Una mayor integración política en materias de cooperación material y de vertebración y convergencia socioeconómica de ese espacio europeo, respetuosa con la soberanía sobre la propia identidad de cada nación.

- Una regulación del movimiento de capitales y de los mercados financieros organizados para garantizar la responsabilidad sobre el tipo de inversión realizada.

- Una regulación bancaria que garantice el funcionamiento de las entidades hacia la solvencia, la fluidez del crédito. La formación de una banca pública europea con capacidad de intervención en el sistema financiero.

- Una armonización fiscal progresiva capaz de financiar la construcción de un Estado Europeo democrático, y con capacidad de desarrollar políticas de inversión, políticas sociales, etc…

- Una política monetaria que sustente la moneda única sobre políticas de solidaridad interregional, un Banco Central Europeo –con control y dirección democrática- con mayor capacidad financiera, y que abandone los principios de convergencia inspirados en Maastricht

- Una homogeneización al alza de la regulación de las relaciones laborales.

- Una urgente política a medio y largo plazo de sostenibilidad y regeneración medioambiental.


En cualquier caso, a escala española, la salida pasa por:

- Una reactivación del papel del sector público,

- Una regulación del sistema financiero recuperando una banca pública,

- Una reforma fiscal progresiva (control del fraude, aumento de los tipos y tramos del IRPF, eliminación del sistema de módulos aumento de los tipos sobre el ahorro, para no favorecer su tratamiento en relación a las rentas salariales, aumento del impuesto de sociedades a las grandes compañías, recuperación y progresividad del Impuesto de patrimonio hasta su conversión en impuesto sobre grandes fortunas, e Impuesto de Sucesiones).

- Una política de inversión pública planeada, centrada en sectores de utilidad social y estratégicos, con efectos multiplicadores. Políticas sociales, ordenación del territorio y rehabilitación de edificios como líneas prioritarias.

- Desarrollo de una infraestructura pública, que intervenga y exija la colaboración y concertación del sistema privado de energía, transporte y telecomunicaciones, para desarrollar en veinte años una transición energética y de comunicaciones sostenible basada en energías renovables, para su aplicación progresiva en el aparato industrial.

- Una regulación del sector privado para garantizar una reinversión de beneficios orientada a áreas de modernización, innovación y tecnología, recualificación profesionales, mejora de sistemas de servicios y productos, y regeneración del sistema productivo para la reducción de emisión de gases de efecto invernadero, aumento de la ecoeficiencia, eliminación del despilfarro material, y optimización en la logística y de los transportes.

- Desarrollo de una reforma laboral garantista, que permita combinar el empleo estable y con derechos, con la adaptación de la fuerza de trabajo a los nuevos puestos de trabajo considerados prioritarios. Para eso habría que impulsar el papel y los recursos de los Servicios Públicos de Empleo (como intermediador protagonista, pero también como empleador, y no sólo como proveedor de prestaciones de desempleo o de la gestión de formación a escala local), encarecer y endurecer la contratación eventual. Desarrollar políticas laborales y sociales que focalicen su actuación a lo largo de toda la trayectoria biográfica de las personas.


4.- ¿Se pueden conjugar políticas de impulso económico con medidas que limiten el crecimiento del déficit público?

Sí es posible. La inversión pública y el recorte del déficit público debe financiarse con más y mejores impuestos. Y, en su caso, con recortes alternativos en áreas de menor utilidad social (ministerio de defensa, concordato con la Iglesia, presupuesto de la Casa Real, subvenciones al capital que no tenga una orientación social y económica sostenibles o multiplicadoras, etc…).

5.- ¿Que efectos tendrán las medidas de austeridad del gasto público impulsadas por el gobierno español?

Recorte importantísimo del consumo y la inversión, y profundización de la depresión. Quiebra de la confianza. Aumento del absentismo y el rendimiento en los bienes y servicios públicos.

6.- ¿Las restricciones de los mercados financieros sobre la capacidad de endeudamiento de la economía española obligaban a estas medidas de austeridad?

La presión es importantísima, sobre todo con los márgenes que quedan en manos de los gobiernos en el marco de la UE. Sólo una política supranacional puede compensar esas presiones, o decidirse a gobernar los mercados financieros internacionales.

7.- ¿Qué otras opciones tiene el gobierno español con el objetivo de favorecer el crecimiento económico?

Configurar una alianza supranacional y cambiar de política económica, afirmando su soberanía frente a la tiranía de la tecnocracia neoliberal.

8.- Las recientes medidas tomadas por la UE ¿suponen un avance en la gobernación económica europea?

Lo que demuestra es que si hay voluntad política se pueden hacer muchas cosas. Pero esa voluntad se dirige a derivar de nuevo hacia el futuro los problemas. Si primero, la política monetaria expansiva estaba en el ámbito privado y luego se derivo al ámbito público, ahora se extiende a nivel internacional. Dicho de otro modo, los fondos e instrumentos arbitrados suponen una mejor gobernación favorable a los países centrales, las grandes corporaciones financieras y los grandes grupos de presión. En detrimento de la soberanía popular y la democracia, y no sólo del ajuste en las condiciones de vida.

9.- ¿Son efectivas para relanzar la actividad económica?

Servirán para poner parches, para atemperar y derivar hacia el futuro el golpe, pero no podrán resolver las contradicciones de fondo.

10.- ¿Que medidas económicas deberían tomarse a escala europea para conjugar impulso productivo y una mayor gobernanza económica?

Ya las hemos señalado más arriba.

Pero ni que decir tiene que tiene que haber un gobierno más democrático, participativo y abierto a otro tipo de política económica, basada en las necesidades sociales y que apueste también por:

- Aislar y prohibir los paraísos fiscales, condenando a los países que han creado países artificiales para su propio beneficio.
- Regular los mercados financieros y el movimiento de capitales.
- Integrar políticamente a Europa con un impulso solidario internacionalista

2 comentarios:

Despotrikator dijo...

De acuerdo con tu posición. El problema, como yo lo veo, es que mientras los gobiernos de los estados y las Organizaciones Internacionales sean tan permeables a los intereses de los capitales financieros, las medidas adoptadas no se ajustarán jamás al interés de la mayoría de los ciudadanos. En mi opinión es el momento de arbitrar medidas para democratizar, en la línea de lo que propones, tales instituciones modificando, por poner un ejemplo, el sistema de ponderación de votos en organismos como el FMI. Es un placer leerte, un saludo.

Daniel Albarracín dijo...

Gracias, aunque me temo que democratizar con la simple variación del sistema de voto no será suficiente. Sería como pensar que los gobiernos en el tipo de Estado predominante de hoy día tienen una naturaleza social e institucional diferente y al margen que dichas Instituciones Internacionales. La naturaleza de clase de estos Estados les hace cómplices, vasallos o actores proclives a que estos organismos internacionales funciones así. El poder ya no está, además, en los gobiernos (que no son otra cosa más que una herramienta del poder económico). La democracia que es precisa debe concebirse desde abajo, de manera participativa, en la que se busquén colectivamente soluciones, en la que la ciudadanía tome el control sobre el aparato político, y los trabajadores el aparato económico. Se que esto no es fácil, que es posible hacer otras cosas intermedias para resistir o para dificultar al poder su actuación, pero este es, y no puede ser otro, el horizonte de cambio necesario para una superación de las contradicciones vigentes.